La reseña de hoy va a ser un poco diferente a las habituales, voy a hablar de dos libros La Princesa de Hielo y Los gritos del pasado de Camilla Lackberg. Hace más de 10 años que leí la primera de estas novelas y desde entonces me quedé con ganas de seguir las historias que salen de la pluma de Lackberg pero, por una cosa o por otra, no ha sido hasta hace poco, y por pura casualidad, que me eché el segundo libro a la cara.

Princesa de hielo

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Sinopsis: Erica vuelve a su pueblo natal tras el fallecimiento de sus padres, pero se va a encontrar con un nuevo drama. Aparentemente su amiga de la infancia, Alex, se ha suicidado. Pronto se descubre que no solamente fue asesinada sino que estaba embarazada. El primer sospechoso es Anders, un artista fracasado con quien Alex mantenía una relación especial. Pero poco después de ser liberado por falta de pruebas, Anders aparece muerto en su domicilio. Con la ayuda del comisario Patrik, Erica investigará el pasado de su amiga Alex.

Los gritos del pasado

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Sinopsis: En plena temporada de verano en la pequeña población costera de Fjällbacka, un niño descubre el cadáver de una turista alemana cruelmente torturada. Muy cerca, la policía encuentra los esqueletos de dos mujeres desaparecidas hace veinte años.
La joven pareja formada por la escritora Erica y el detective Patrik disfrutan de unas merecidas vacaciones. Erica está embarazada de ocho meses y el calor sofocante del verano vuelve especialmente difícil este último mes de gestación. La última cosa que necesitan ambos es un nuevo caso de asesinatos, pero el malhumorado comisario Mellberg incluye rápidamente a Patrik en los acontecimientos. Sorprendentemente todos terminarán descubriendo que todas las víctimas tenían alguna relación con el predicador Ephraim Hult y su particular familia…

Diez años he tardado en leer el segundo libro pero seguro que no tardo más que unos meses en engancharme al tercero. No sólo las historias enganchan hasta robar horas de sueño, además, la lectura es muy ligera. No se pierde en descripciones interminables que hacen, muchas veces, que necesitemos leer los capítulos en varias fases. Lackberg consigue de una manera amena que se dibujen en nuestra mente los lugares donde acontecen los hechos hasta el punto que en Los gritos del pasado, he llegado a sentir hasta el calor sofocante del que hablan los protagonistas.